La piel exterior del edificio está diseñada para crear una cámara de aire ventilada entre ella y la estructura principal. Este espacio actúa como una barrera acústica eficaz, reduciendo significativamente la transmisión de ruidos externos hacia el interior.
El funcionamiento de la cámara de aire es clave para la atenuación del ruido: al permitir que el sonido se disipe dentro de este espacio antes de llegar al interior, se minimizan los niveles de ruido que ingresan a los ambientes internos. Este efecto se potencia al combinar la cámara de aire con materiales aislantes adicionales en la piel exterior, creando una solución integral contra la contaminación acústica.
Gracias a esta tecnología, el edificio puede reducir el impacto del ruido del tráfico, la construcción y otras fuentes de sonido urbano, proporcionando un ambiente interior más silencioso y confortable. Este tipo de aislamiento acústico es especialmente beneficioso en áreas con alta actividad sonora, ya que garantiza una mejor calidad de vida al disminuir las molestias provocadas por el ruido exterior.